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JORGINA VALEO.
Cuando, amparada por la multitud, se siente más allá del alcance de los reproches y la mirada feroz de don Silvino, Jorgina Valeo, señora de Galíndez, olvidando lo que fue, lo que es y debe ser, llena el pulmón y se arranca por farrucas.©
Cuando, amparada por la multitud, se siente más allá del alcance de los reproches y la mirada feroz de don Silvino, Jorgina Valeo, señora de Galíndez, olvidando lo que fue, lo que es y debe ser, llena el pulmón y se arranca por farrucas.©