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ARVYDAS ZVAGULIS.
Con la llegada de la competencia con fauces que propician las flamantes economías de mercado, Arvydas Zvagulis, apasionado de coches de lujo y de kajukenbo, no escatimó maquinaciones ni amilanes hasta abrir la concesión de Masserati en Kaunas.©
Con la llegada de la competencia con fauces que propician las flamantes economías de mercado, Arvydas Zvagulis, apasionado de coches de lujo y de kajukenbo, no escatimó maquinaciones ni amilanes hasta abrir la concesión de Masserati en Kaunas.©