KRISTEN ENGELBRECHT. En el centro mismo de la Rådhuspladsen, a la vista de todos, Kristen Engelbrecht envolvió a Simon con la delicia del querer, esa que se sirve en finas láminas y se paladea sin apremio hasta que traza con gestos delicados la caligrafía del amor.
En el centro mismo de la Rådhuspladsen, a la vista de todos, Kristen Engelbrecht envolvió a Simon con la delicia del querer, esa que se sirve en finas láminas y se paladea sin apremio hasta que traza con gestos delicados la caligrafía del amor.